S e ha convertido en costumbre, acabar el mes de octubre en el colegio con olor a calabaza en el pasillo, hay personajes sospechosos en las aulas, se oyen risas poco amables y se cantan canciones en las que esqueletos y brujas son los protagonistas. Responsables de esta locura son directamente las profesoras de ingles, a las que los demás maestros gustan acompañar sin mucha insistencia. Un año más el concurso de calabazas se ha superado en participación y originalidad. Como novedad, invitamos a los escolares más pequeños a atreverse para traer en sus mochilas desayunos monstruosos , que devoraron sin pizca de miedo y con aliño de risas. También los mismos profesores pasamos una semana entreteniendo el café de la mañana con terrorífica repostería casera, manjares variados, que en nada se parecían a las pócimas y los guisos de olla de bruja. Aunque nos faltó la fiesta final para compartirlo, porque, como manda el protocolo COVID , no pudimos celebrar t...