Se ha convertido en costumbre, acabar el mes de octubre en el colegio con olor a calabaza en el pasillo, hay personajes sospechosos en las aulas, se oyen risas poco amables y se cantan canciones en las que esqueletos y brujas son los protagonistas. Responsables de esta locura son directamente las profesoras de ingles, a las que los demás maestros gustan acompañar sin mucha insistencia.
Un año más el concurso de calabazas se ha superado en participación y originalidad.
Como novedad, invitamos a los escolares más pequeños a atreverse para traer en sus mochilas desayunos monstruosos, que devoraron sin pizca de miedo y con aliño de risas. También los mismos profesores pasamos una semana entreteniendo el café de la mañana con terrorífica repostería casera, manjares variados, que en nada se parecían a las pócimas y los guisos de olla de bruja.
Aunque nos faltó la fiesta final para compartirlo, porque, como manda el protocolo COVID, no pudimos celebrar todos juntos en el pabellón el desfile del terror ni el baile del miedo.
Ojalá y en Halloween 2022, la mascarilla sea sólo un disfraz y una pesadilla su recuerdo.
Pincha en los fantasmas para ver las fotos.
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