Ya desiertos los pasillos en el colegio, ya recogidos en la memoria los aciertos, bien anotados los errores y con la mirada puesta en el otoño que vendrá, es el momento de mirar atrás y enarbolar banderas para recordar a nuestra amiga, compañera y directora Ángela, que silenciosamente nos dejó una fría mañana de diciembre. Para los que hemos sido afortunados de conocerla, vivir su vacío en las aulas, en el despacho, en las celebraciones y en la foto final, ha sido causa y motivo de sonrisas rotas y de sabor amargo. Descansa en Paz Ángela. Para ti quedan escritos y recitados estos versos, que el viento enarbola y regala para sostener siempre, como bandera, tu recuerdo. De repente han vuelto todos los pájaros. Un deshielo de nieve en los párpados calma la sed de los ríos. Del revés la tierra y sus paisajes, el terrible vacío de las horas lentas, El alborotado silencio de los oídos. No estás. Sobre los florecidos tejados del mundo, dos g...