La infancia es un mundo de sueños y de magia donde todo es posible. Gran
parte de la infancia, se desarrolla en la escuela. Esta, es testigo directo de historias, experiencias, aprendizajes,
amistades, errores, risas, llantos, valores, etc
Hace 9 años, un grupo de
alumnos y alumnas, comenzarían una de las etapas de la vida más importantes.
Una etapa en la que tienes que aprender a ser autónomo, a abrocharte el babi
solo, aprender a recortar, hacer bien la pinza, a compartir los juguetes, a
jugar con todos, entre otras cientos de cosas...
Pero la cosa no se queda ahí...
Que sí las palabra "avión" lleva tilde porque es aguda, que la tabla
del 9 se atraganta pero hay que aprendérsela, que el río Tajo pasa por Toledo o
que si quiero ir al baño en inglés, tengo que decir "can I go to the
toilet please?"
Eso sí, todo ello siempre
rodeado de amistad, de apoyo, de risas, de bromas. Y por supuesto siempre bajo
el abrigo del profesorado, ya que para nosotros, sois unos diamantes que intentamos
pulir para que brilléis allá por donde vayáis.
Además, en esta etapa que va
desde los 3 a los 12 años, este grupo de alumnos, al igual que otros,
tuvo que enfrentarse a una de las experiencias más duras que seguramente
vayamos a recordar en mucho tiempo. La pandemia, paralizó ese ritmo frenético
que se percibe en un colegio. Ya no había niños por los pasillos, ni corriendo por
las escaleras, ni las papeleras se llenaban de borrones, punta de lápices o
pañuelos tras un suspenso. Aún así, todos pusimos de nuestra parte para hacerlo
lo más llevadero posible, con esperanza y sobre todo con buen humor.
Y aunque parece que fue ayer
cuando se comenzó esta aventura, los alumnos de sexto de primaria, han llegado
al fin de una etapa. Etapa, que seguramente cuando pasen unos años y se añoren tiempos pasados, será recordada como una de las más nobles, blancas y sinceras.
Y sobre todo, no se acordarán
de si en el tema 3 de lengua se sacó un 4 o un 10, si no de todas las
experiencias y momentos vividos con los compañeros y maestros/as, porque eso es
lo que realmente deja huella.
Por ello, y para concluir una
etapa como es la de la escuela, se realizó un emotivo acto de graduación. Este
tuvo lugar en el IES García Pavón.
Los nervios, las risas, la emoción estaban patentes tanto en los alumnos maestros, como en
las familias. Porque aunque los verdaderos protagonistas son ellos, las
familias y el profesorado son las bases de esta pirámide. Las bases en la que
los niños se apoyan para poder avanzar y crecer.
El acto estuvo lleno de emoción
y sentimiento. Por el atril pasaron antiguos tutores que con palabras escritas
desde el alma, recordaron momentos vividos y desearon lo mejor para cada uno de
ellos.
La directora del centro también
les dedicó unas bonitas palabras, en las que puso de relieve 5 grandes
recuerdos y concluyó con una frase muy certera...9 años son muchos años, en un
cuerpo de 12.
Por último, la tutora, utilizó referencias a la gran obra de "El principito" para recordar a sus alumnos y a la anterior y recientemente fallecida directora Ángela, haciendo alusión al jardín del cole, el cuál lleva su nombre: "Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que te hizo tan importante". Ya que un cole lo hace importante sus alumnos, sus familias y los maestros. Por ello, y aunque las personas pasen de forma temporal por él, todas, dejan una huella muy especial.
También hubo momento para que
dos alumnos de sexto salieran a dedicar unas palabras tanto al profesorado como
al centro en general.
Además, este acto fue especial, porque
tuvieron la visita de Marcos, antiguo alumno que dejó el centro en segundo de
primaria y que aún sigue teniendo relación con los compañeros.
Posteriormente se pasó a la
entrega de orlas. Momento muy emocionante, ya que para cada alumno se leyó una
poesía personalizada, a la que el centro denomina "Tinajito" y que es
un recuerdo inolvidable.
Tras la parte más oficial y
"seria", los alumnos de sexto nos deleitaron con varios bailes, en
los que se podía apreciar la conexión del grupo, las amistades creadas y la
inocencia y brillo que desprendían sus miradas.
Por último y tras un acto en el que el corazón tiene un pellizco y una mezcla de emociones encontradas, las familias, alumnos y profesorado presente volvimos al cole para disfrutar de un picoteo que habían preparado las familias. ¡Estaba todo delicioso!
Ya solo nos queda desear a los alumnos de sexto, toda la suerte y magia del mundo para la próxima etapa. El cole siempre será vuestra casa y estaremos encantados de recibiros con los brazos abiertos. Esperamos que os llevéis un buen recuerdo, porque para nosotros siempre tendréis un hueco en nuestro corazón.
"Puede que no sepas a dónde vas, pero siempre que abras las alas, el viento te llevará"
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