Ya desiertos los pasillos en el colegio, ya recogidos en la memoria los aciertos, bien anotados los errores y con la mirada puesta en el otoño que vendrá, es el momento de mirar atrás y enarbolar banderas para recordar a nuestra amiga, compañera y directora Ángela, que silenciosamente nos dejó una fría mañana de diciembre. Para los que hemos sido afortunados de conocerla, vivir su vacío en las aulas, en el despacho, en las celebraciones y en la foto final, ha sido causa y motivo de sonrisas rotas y de sabor amargo.
Descansa en Paz Ángela.
Para ti quedan escritos y recitados estos versos, que el viento enarbola y regala para sostener siempre, como bandera, tu recuerdo.
De repente han vuelto todos los pájaros.
Un deshielo de nieve en los párpados
calma la sed de los ríos.
Del revés la tierra y sus paisajes,
el terrible vacío de las horas lentas,
El alborotado silencio de los oídos.
No estás.
Sobre los florecidos tejados del mundo,
dos gatos descansan sus ganas de verte.
Se trenzan los caminos que anduviste
en una dorada cesta de alegre ternura.
Vienes, con bondad generosa,
derramando puñados de besos en las
acequias.
Un arcoíris en los labios si te nombran.
A la intemperie la luz si te acercas.
El incontenible anhelo de verte
caminando al trasluz por las veredas.
En la noche fría, aguardan los vencejos
el nido grande de tu corazón de lumbre.
En la artesa ancha de tus manos
Custodias los sueños de los niños,
y como reina maga silenciosa,
calmas el cierzo de sus llantos tristes.
No hay sosiego al desamparo de perderte,
no hay alivio en el desierto de tu
ausencia.
La fauna se rebela en estampida,
levanta valles, reduce bosques,
encrespa llanuras…
Entonces, después del huracán… llega la gratitud,
y como macerado bálsamo de romero
nos serena las heridas de la muerte,
nos descubre el gozo que tuvimos de
encontrarte,
nos completa la soledad con los recuerdos,
nos aparta de la oscuridad que ciega,
y
en una oración de agradecimiento,
todos
los que fuimos caminantes a tu lado
por los senderos de la vida,
y bajo la mirada del Dios que te nombra,
todos, nos sentimos dichosamente
BIENAVENTURADOS.
Que palabras tan hermosas para una mujer tan hermosa. Gracias
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